...No cabe duda de que, la obra de arte, desde el "gesto técnico", puede adquirir personalidad estética, originalidad...
Incluso, ámplias pinceladas con brocha gorda, vastos lavados con improvisados colores, "frenesí creativo", chafarrinones, texturas, asperezas..., pueden dotar a la obra de cierta energía formal, según los casos...
Pero, la energía y, por ende, la trascendencia real de una obra, aunque la quemen..., se inicia con un momento de identidad apreciable entre el artista, sus materiales y recursos, y la plenitud del tema, de forma que, fluyendo múltiples y sutiles espíritus en tales circunstancias, provocan que el artista se enamore de su obra, y sueñe con ella, aunque no la posea...