Desde la tarde del día 26 de Febrero, hasta la mañana del 1 de Marzo, acuarelistas andaluces, castellanos, catalanes, valencianos y ceutíes nos encontramos en un bajomedieval pueblito de la Campiña cordobesa, Montemayor, de recio castillo e iglesia renacentista..., para dar rienda suelta a la afición que nos desasosiega, alegra, estimula y une en amistosa curiosidad y camaradería: pintar..., con cremosa acuarela..., con agua..., con caros y blancos papeles...; caballete metálico, frio, llovizna y lo que nos echen...
Lo primero que ví fue un burro, y lo dibujé:
La mañana del día 27, escogiendo vista y formato medio (54 x 74 cm.), intenté desarrollar una acuarela sencilla, tranquila, sintética y caligráfica, huyendo, en lo posible, de la imagen unitaria, buscando una lectura elemental del tema. Es decir: No pinté lo que me salió, sino que busqué pintar lo que no me salió, aunque lo intenté... ¿Se me entiende?
Ignoro a qué hora empezamos a comer, pero lo hicimos como si en ello nos fuera la vida...
Y aprovechamos para enseñarnos las acuarelas mañaneras, de las que muestro aquí las de nuestro nuevo Presidente, José Carmona Almendros, Camilo Huescar Ramón y Francisco Javier Muñoz Carmona...
Terminamos tarde de comer y, con el peso de la ingesta, déficit de siesta y galvanas varias, empecé otro formato 54 x 74 cm. que..., mejor no enseñarlo.
Al día siguiente, 28 de Febrero (¿San Fermín?), nos trasladamos a la renacentista villa de Fernán Núñez, con lluvia que condicionó la jornada, resuelta con pequeños apuntes del Palacio Ducal:
Francisco Javier Muñoz Carmona
Manuel Blandón Morales
Visitamos, a media mañana, el taller del escultor Juan Polo Velasco, de 86 años de edad, natural de Fernán Núñez, y discípulo de Mariano de Benlliure... Allí gozamos de parte del trabajo de toda una vida: moldes, escayolas, terracotas, piedra, bronce... de todos los tamaños y temas...
Y, de nuevo, una estupenda comida, parecía que nos quitaría las ganas, junto con la lluvia, de seguir pintando... ¡Pero, no!: Regresé a Montemayor, lloviendo...; saqué la acuarela que no pude terminar la tarde anterior, lloviendo...; y..., y..., y...
...tampoco, ahora, pude terminarla pues, mientras yo intentaba plasmar la Campiña, la lluvia pintaba lunares blancos en la Campiña...; ondulaba el papel, creando su propia maqueta de la Campiña...; y se empeñaba en definir, con la imprecisa técnica del MUY HÚMEDO SOBRE MUY HÚMEDO, chuzos sobre agua, mientras yo intentaba mantener el tema reconocible.
¡Quedó bastante "suelta" cuando se secó!