lunes, 25 de enero de 2010

CARPETAS

Muchas veces, se agitan imágenes en nuestra mente, que son fruto de ensoñaciones, teñidas de recuerdos..., y que pueden, fácilmente, palparse, evocarse..., sin necesidad de modelos... Esto ocurre en este cartón de diseño, esbozado con acuarela y terminado con óleo, en 1991... Su título: "¡Más rápido, que llegan los hombres azules!"


A veces, los modelos más simples (calavera de plástico de tamaño natural, del Laboratorio de Biología del Instituto; jilguero de la vecina, que está de vacaciones...) se recombinan para insinuar un poema romántico... (Lápiz compuesto y óleo s/ cartón de 1996)



A veces, el empeño "evocador" puede rayar el "surrealismo", como en esta acuarela de 1999 ("El jardín de la cabra", 100 x 75 cm.), reconstruida a partir de una acuarela de 1996.

Y, a veces, el eco de la obra se aleja fríamente de tus intenciones, y muestra un simbolismo abstracto e inanimado, como en esta acuarela, "Ruedo", de 2002 (70 x 50 cm.)

Al desarrollo histórico de obras de inspiración similar se le llamó "simbolismo", a finales del siglo XIX y principios del XX, lo que no significa, creo, que se puedan tachar de "anacronismo" estas obritas; al contrario: fuera de lugar me resulta, hoy, ese afán de catalogación taxonómica y comercialización etiquetada de las obras de arte, que pierde de vista la libertad del espíritu humano para educarse, íntimamente, en el patrimonio espiritual del Hombre, la cultura (aquello que hacemos con cariño y, por tanto, llega a todos sin trabas, sin mesura...).