¡Adorar a Dios es, también, tomar contacto con la realidad viva que nos rodea, el prójimo, con la delicadeza y respeto, el amor y la ternura con que los Magos se acercan al niño Jesús!
Fra Angélico (1387-1455), "La Adoración de los Magos"
Museo de San Marcos, Florencia