Suave mañana de Agosto y, en la Puerta del Patio Banderas, ya estaba Mercedes Peña esperando, con ganas de pintar, pero sin "pase de temporada".
Pedimos permiso al encargado de la Puerta de Apeaderos para subir a las oficinas del Patronato.
Manolo Hurtado nos atendió amablemente, y se encargó de facilitarnos el acceso en tanto se generaba y firmaba el documento correspondiente, la credencial...
(Téngase ésto en cuenta, para que nadie se quede sin aventura pictórica en el Alcázar de Sevilla: ¡Siempre dan facilidades! ¡Siempre nos atienden con amabilidad!)
Y...¡a pintar!: Primero, sin minuciosa selección, optamos por el Jardín Inglés fresquito, contraluces incluidos...
Después, en un arrebato de polaridad que la discreción impide explicar, nos trasladamos al Jardín de los Poetas, al otro lado de los jardines y patios..., junto a un estanque seco, en plena limpieza y mantenimiento, coincidencia de estos dos días...
Y, como tema de publicidad, para mejora de nuestra condición de acuarelistas aficionados, no me cansaré de repetir que, en Andalucía, el momento ideal para pintar al aire libre, en los catatórridos, asfixiantes, sudoríparos, implacables mesecillos de verano, es la mañana, de 08'00 a 10'00, aunque, acostumbrados, podemos demorar la tarea hasta las 12'00 horas; prolongar el asunto implica desconcentración, desvarío, y la presencia obsesiva de un deseo, delirio, una imagen recurrente que frena la inspiración: la caña de cerveza fresca o, lo que parece no ser lo mismo, "una servesita helá"...